“Trastornos del aprendizaje y nutrición: una nueva mirada desde la ciencia”🧬

Un estudio publicado en The Lancet en 2024 evaluó el impacto de una dieta de eliminación estricta en niños con síntomas de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), una condición que a menudo interfiere con el aprendizaje escolar. Participaron 100 niños con diagnóstico o sospecha de TDAH. Durante cinco semanas, se implementó una dieta altamente controlada, conocida como la “dieta de oligoantígenos”, que excluía alimentos comunes que suelen generar sensibilidad en algunos niños, como colorantes artificiales, conservadores, azúcar refinada, productos lácteos, trigo, soya, huevo, chocolate, cítricos y carnes procesadas.


El resultado fue sorprendente: un 64 % de los niños mostró una mejora significativa en síntomas como inatención, impulsividad e hiperactividad. Estas mejoras también se reflejaron en el desempeño escolar: los niños estaban más atentos, con mayor capacidad de concentración, más organizados y con menos conductas disruptivas. El estudio sugiere que ciertos alimentos pueden estar afectando de manera directa la función cerebral en algunos niños, probablemente a través de mecanismos inflamatorios o neuroquímicos.


¿Por qué es innovador este enfoque? Porque propone que, más allá del tratamiento farmacológico, hay una vía nutricional para mejorar los síntomas que interfieren con el aprendizaje. La clave está en identificar alimentos que actúan como “desencadenantes invisibles” en ciertos niños. Al eliminarlos por un tiempo breve y luego reintroducirlos de manera controlada, es posible detectar si algún alimento está afectando la función cognitiva o conductual.


Es importante aclarar que esta dieta es muy restrictiva y debe ser supervisada por un profesional de la salud, idealmente un nutriólogo clínico con experiencia en neurodesarrollo. No se recomienda implementarla sin guía, ya que puede haber riesgo de deficiencias nutricionales si no se realiza correctamente.


En resumen, este estudio demuestra que una dieta de eliminación bien planteada puede tener un impacto positivo en el comportamiento, la atención y, por tanto, en el rendimiento escolar de niños con TDAH. Esto abre una nueva línea de intervención para los trastornos del aprendizaje, basada en la nutrición personalizada y en la identificación de sensibilidades alimentarias que muchas veces pasan desapercibidas.


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