“¿Dificultades para leer? El equilibrio de grasas en la dieta puede ser la clave”📚
Un estudio reciente examinó a 42 niños en edad escolar con dificultades para leer, evaluando sus niveles sanguíneos de ácidos grasos omega‑3 y omega‑6, y relacionándolo con pruebas de lectura y escritura. Los investigadores descubrieron que un mayor nivel de ácidos grasos omega-3 en sangre se vinculaba directamente con una lectura más rápida y fluida, mientras que un exceso de omega-6 tenía el efecto contrario . Además, el equilibrio entre ambas grasas —es decir, una proporción adecuada de omega‑6/omega‑3— actuaba como mediador crucial: más omega‑3 —o menos omega‑6— se asociaba con mejores resultados en velocidad, comprensión y habilidades fonológicas de lectura.
Este hallazgo es innovador porque va más allá de alimentar con omega-3: demuestra que el equilibrio entre los tipos de grasa en la dieta afecta directamente las capacidades de comunicación escrita y oral. Y no solo eso: los análisis estadísticos señalan que esta relación depende de combinaciones complejas entre dieta, genética y desarrollo cognitivo, lo que hace de la intervención nutricional una estrategia personalizable y prometedora.
En palabras sencillas: cuando un niño tiene problemas para leer o escribir, cuidar su alimentación para aumentar el omega-3 (presentes en pescados como el salmón, semillas de chía o linaza, nueces) y equilibrar el omega-6 (presente en aceites vegetales refinados y alimentos procesados), puede ayudar a que mejore su velocidad y fluidez al leer.
Este enfoque no sustituye la enseñanza ni la terapia del lenguaje, pero abre una herramienta nutricional complementaria, respaldada por evidencia científica sólida, para apoyar el desarrollo de habilidades de lectura y comunicación.
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