¿Sabías que...?🧠
La selectividad alimentaria en niños con autismo no es simplemente una “maña”, sino que está profundamente relacionada con diferencias sensoriales, ansiedad y rigidez en la rutina. Estudios han demostrado que estos niños presentan una preferencia marcada por ciertos tipos de alimentos —como los secos, crujientes o de colores específicos— y evitan otros por su textura, sabor o incluso el olor. Esta conducta puede afectar su nutrición, provocando deficiencias de hierro, calcio, fibra o vitaminas del grupo B. Comprender estas diferencias y trabajar con estrategias como la exposición gradual, el uso de pictogramas y la estructura en horarios puede mejorar significativamente su relación con la comida.